domingo, 10 de noviembre de 2013

Estadío del Espejo



Es paradógico como el otro toma relevancia en nuestra vida. El OTRO, entiéndase como un semejante pero diferente, como una presencia, como una imágen. 
Y quizás tenebroso pensar en un hombre, una persona, la cual se desarrolle en un espacio sin interacción, sin nada más que uno mismo. 
Una de las primeras angustias pudo haber sido la del primer hombre en el mundo, se encontró solo, él mismo, nada más que él, sin poder nada más que conocerse, conocer lo que lo rodea, lleno de miedos e inseguridades. 
Y es que así mismo un bebé no sobreviviría sin la ayuda de EL OTRO. 
En concreto, estamos hablando de una dependencia natural para con otra persona. 


Ahora en un sentido más concreto. ¿Qué lugar cumple el otro en tu vida? Un amigo, un familiar, un amigo, una pareja, siempre alguien más que toma gran parte de tus energías, de tus proyectos y emociones, los transforma ,los comparte, los modifica, los borra, o lo renueva. En constante intercambio con otro nos encontramos, y es un ciclo, donde lo individual es solo una fachada, donde la personalidad una ilusión y nosotros mismos una mentira. Porque ¿Qué más somos que otros mismos? No somos nosotros mismos, somos otros mismos, no existiríamos sin el otro, mucho menos sin nosotros, pero aún así sin el otro sería imposible poder subsistir. 

Más específicamente a vos, ¿No estás cansado de esperar por otro? Seguramente se te haga un nudo en el estómago al pensarte en soledad, volviendo a la angustia acestral de la que hablamos previamente. Y sí, así es. ¿Por qué? Porque muchas voces callan pocas. Porque muchas miradas desvían la visión y muchos sonidos la atención. Porque es más fácil distraer tus problemas con alguien más que enfrentarlos, como así también es más gratificante poder compartir los sucesos de tu vida con alguien que con vos mismo.

Porque esa inseguridad te va llevando más cerca de otros, pero más lejos de vos. A vos te digo, agarrá el espejo más cercano, decime que ves. Seguramente no te reconozas, seguramente tengas miles de miedos, seguramente te den ganas de apagar la luz, de desviar tu mirada. Ese sos vos, y sos la única persona que nunca se va a dejar. 

Los otros son circunstanciales en el periodo vital de una persona, son necesarios, pero a la vez no son permanentes.

Ahora, mirate otra vez en el espejo.