martes, 8 de noviembre de 2011

-The Letter

Y esperando estaba en la cornisa, con el pedazo de papel que le quedó de la carta que a puño y letra gozó escribir para aquel que amaba.
 Recordaba, trazo por trazo cada letra inventada por su imaginación, y el proceso minucioso que la palabra tomaba para transformarse en una convención mundial y adquiría su significado. Recordaba también en lo que pensaba al escribir esa carta. Intentaba buscar un motivo para odiarlo, pero no lo encontraba, y apretaba el puño, desdibujando aún más las letras que ya no podían leerse. Pero aún con el papel en la mano, repetía incansablemente "Te amo". Suspiraba periódicamente, como susurrándole al silencio, como esperando una respuesta que no iba a llegar.
Miraba el vació, profundo, negro, carente de luz, carente de pasión, carente de cualquier sentimiento que pudiera ahora cruzarse por su cabeza. Didubitaba mientras posicionaba sus manos por sobre el triste y desolado hueco y veía como se perdía de su rango visual, mientras dos pequeños pájaros juntaban ramas a su lado, para nada temerosos, incitándolo a que caiga.
Y nuevamente suspiró, como por última vez, como despidiéndose, ahora con el puño distendido y dejando caer el papel, su último recuerdo de ese alguien. Y ahora, se entregó al triste vació que lo esperaba desesperadamente, y con un grito se dejó caer, no sin antes cerrar sus ojos, apagando su propia luz, dejando morir la substancia que lo constituía como hombre.
Sintió un golpe, y al instante pensó en la muerte, (casi alegre por haber desencarnado los mitos de la reencarnación), vuelve a abrir los ojos, pero se encontraba en el mismo acantilado. No podía caer, estaba suspendido entre el vació y la tierra.
A su lado, el pedazo de papel intacto que le quedaba, como si nunca se hubiera doblado, como si nunca lo hubiera perdido o querido perder.
Y es que tal hombre, ya había muerto, por el solo hecho de haber perdido el resto del papel, el resto de sus recuerdos. Por haberlo perdido a el.
Resignado, dejó caer sus lágrimas, sin molestarse en secarlas, y quedó suspendido, entre el vació y la tierra, en un mundo irreal, intermedio, imaginario pero cruel.

lunes, 31 de octubre de 2011

Falta de inspiración.

Estaba él con sus papeles, con una pluma entintada en su mano izquierda, era zurdo. En la otra tocaba el papel, sentía su textura, lo rozaba como fina seda egipcia, y volteaba hacia la ventana. Estaba abierta, y no corría una ráfaga de viento otoñal, sin embargo se paró, como en búsqueda de una excusa para dejar los papeles y justificar su bloqueo mental.
Al asomar su cabeza, desde el tercer piso de su departamento en los suburbios, terminaba con todo el silencio en su habitación. Eran dos mundos totalmente diferentes, la paz y el desorden.
En la calle, una fila de autos encaminados a la nada misma, bocinas bocinazos, puteadas de varios colores. Pero nada cambiaba, los autos seguían ahí, y nunca se movían. En la vereda, la vecina comprando el pan justo pasaba con su carrito color verde. En frente, un vagabundo pidiendo en el mercadito chino, mientras tres perros mal alimentados esperaban afueras esperanzados por un poco de comida, aún más que el vagabundo, que de harapos vestía.
Y él, que seguía en su ventana, contemplando lo que había afuera, desesperanzado y desmotivado, acomoda la cabeza en su puño y la deja caer con desgano. Y ahora vuelve a mirar, parece que los autos se mueven, pero no es así, solamente transitaron un centímetro y nuevamente las bocinas rompen el silencio.
Tomó con frialdad sus hojas, dejó su pluma, agarró una lapicera, azul por preferencia, y bajó las escaleras dejando su departamento solo.
Se adentró en aquel mundo que miraba con desgano desde el tercer piso, y ahora caminaba, como bebé dando sus primeros pasos, era toda una aventura. Temeroso y sigiloso, resguardado en su rango visual, no movía la cabeza, tenso totalmente caminaba y caminaba, sin destino aparente.
Al pasar por el mercadito, los perros del vagabundo comenzaron a seguirlo. Cuando éste se percato, entró en pánico, aceleró su paso, y los dejó atrás.
Se topó con una arboleda en la plaza central, se sentó en el banco despintado, dubitativo por cierto. Tomó nuevamente sus hojas, pero nada, otra vez. Miraba a los costados, pensativamente, al niño en el columpio, a la soltera de enfrente, otra vez al niño, que ahora yacía caído en el suelo llorando desconsoladamente por un raspón que casi ni se veía.
Y es que solo por su mente pensaba en la sociedad primitiva en la que estaba inmerso, nada lo inspiraba, nada lo apasionaba. Su hoja seguía en blanco.
Se levantó furioso, y volvió por el mismo camino. El niño seguía llorando. La solterona aún estaba ahí.
Otra vez las bocinas a lo lejos, indicaban que iba por buen camino. Se percató de que los perros seguían tendidos en la puerta del mercadito chino. Frustrado, sabiendo que no podía evitarlos, ya que era imposible cruzar la calle por la cantidad de autos que la bloqueaban, siguió caminando. Pero los perros esta vez, no lo siguieron, ni lo miraron acaso.
Victorioso, siguió caminando, hasta llegar a su puerta. No pudo introducir la llave, prácticamente no calzaba de ninguna manera. Justo llegaba su vecina, que la abrió, pero ni siquiera lo saludó. De todas formas, aún enojado, no presto atención de tales irrelevancias.
Al llegar al tercer piso, no pudo abrir la puerta de su departamento, el de la letra B, por cierto. Una sonata de barbaridades ahora acabaron con el silencio en el edificio de aquel suburbio, sin embargo nadie salió, nadie se quejó, nadie dijo nada. Con la paciencia ya perdida, le dio una patada y puedo ingresar. Al mirar la cerradura, se percato de que no estaba con llave.
Ya alterado y ofuscado, se sienta nuevamente. La pluma entintada estaba en el suelo, y la miró con desprecio, es más, no se molestó en agarrarla. La hoja seguía en blanco, y la ventana ahora estaba cerrada. Se acercó para abrirla, pero no pudo de ninguna manera.
Volvió al escritorio, y el papel ya no estaba, ni la lapicera, ni la idea más vaga.
El, había muerto.

domingo, 30 de octubre de 2011

La precuela - 19 días

Día uno: Se abre una ventana de chat. No tengo idea de qué mierda es, pero bueno de todas maneras escribo "Hola".
Día dos: Reviso los miembros, y busco caras conocidas. Encuentro a alguien familiar, reviso su foto, descubro que era el.
Día tres: La ventana de chat empieza a sonar consecutivamente. Cada vez hay más gente extraña, pero copada.
Día cuatro: Empieza a aparecer tu nombre en la ventana. Me daba vergüenza hablar, pero me gustaba leerte.
Día cinco: Hablé, me hablaste, indirectamente entablamos conversación, nada serio ni personal. Quizás solamente te dije "Hola" y vos dijiste "Hola".
Día seis: Dijiste "estoy mal" no dudé un segundo, te agregué, y esperé que aceptaras la solicitud. Abrí tu ventana, y te pregunté que te pasaba, (parte de impulsos que nadie entiende). Me contaste tu historia, me sorprendí, después intenté ayudarte, después empecé a caer.
Día siete: Todavía no logro que me digas te quiero, aunque hablamos mucho, te mantenías firme en tu postura.
Día ocho: Ese día escribiste "Te qui..." Jamás fuí tan feliz.
Día nueve: Escribiste "Te quiero". No pude esconder mi sonrisa, te fuiste a francés y me dijiste "Si querés podés escribirme mensajes". Agarré el celular, y te escribí que creía que te extrañaba.
Día diez: Te escogí un seudónimo "CUTE BOY"
Día once: Ya era un hecho. Me gustabas, mucho.
Día doce: No podía esperar para volver a Mar del Plata.
Día trece: Esa mañana partí para Mar del Plata, con la idea de llegar, bajarme del colectivo y verte.
               - Ese día te ví por tercera vez, te dí un beso en la mejilla, me dijiste "Bonjour", te miré a los ojos y...
              - Fuimos al Condor, tomamos algo muy feo, (no pude evitar pedir lo mismo que vos), me mandabas mensajes. (Memorandum: "Yo no quiero un nerd, quiero un Diego Dos Santos, yo, mi sonrisa, te odié).
              - Se acercaba la noche, caminamos un poco, me acompañaste unas cuadras, te saludé, ahora para decir "chau", pero intenté darte el beso más tierno y poco obvio posible. (Todavía no puedo olvidarme).
Día catorce:
Día quince:
Día dieciséis:Te veía todas las tardes, prácticamente. Hablabamos de la vida, me hacías sonreir...
Día diecisiete:
Día dieciocho:
Día diecinueve: Fuí a tu casa, te pude abarazar por primera vez. Te dí el primer beso, te miré, sonreí, te abracé otra vez. Miramos películas, me pediste de ser tu novio, volví a sonreír y hasta hoy sonrío. 

lunes, 3 de octubre de 2011

-

Carta y promesa

Ella no podía parar de toser. Tosía, dejaba caer una lágrima, después lo miraba a el, le decía que lo quería y volvía a sonreír. Tosía y el aire entraba por la ventana. La cortina color rosa floreada se movía con la melodía que no se escuchaba, mientras la silla se mecía de lado a lado mientras nadie estaba sentado en ella.
El la tomaba de la mano y la acariciaba. Sentía las texturas de sus arrugas, las cuales la acompañaron los últimos años de su vida, y aún coqueta con sus ojos verdes pintados, el se perdía en su mirada firme y consistente.
Los dos veladoras estaban encendidos, el sol ya se había escondido esperando nuevamente para volver a salir. La noche era fría y obscura, y ningún sonido interrumpía la paz que en la habitación se gozaba. El, aún con la mano de su amada, empieza a observar la habitación. El mueble de roble, cubierto con un poco de polvo que el tiempo había dejado. los cajones que nunca abrian y que no sabía que podía llegar a contener. Los perfumes que estaban prácticamente de decorado, y una ropa en la silla color café del rincón. Hasta miraba la terminación de la cama, la suavidad de la colcha, y nuevamente la miró a ella, que seguía tosiendo, pero sonriendo. A su lado una foto del año 1987, obviamente de ellos dos, y un reloj. En la otra mesa de luz, un relicario del aniversario número 23, debajo del vidrio una carta de amor del 56, y una foto de sus hijos, ya casados.
Su esposa se levantó, hacía mucho tiempo que no lo hacía, tomo la cadena dentro del relicario y se la colocó en el cuello. - ¿Cómo la primera vez, te acordás? Y volvió a toser. Se recostó, mientras su marido ahora le tomaba las dos manos. Hizo una pausa y le acarició su cabello cubierto de canas, le besó la frente, y ella sonrió otra vez.
Nuevamente ella levantó la mirada, y vió sus ojos cubiertos de lágrimas. Asintió con la cabeza en señal de que todo estaba bien, y cerró sus ojos, mientras soltaba una mano de su esposo para tocar nuevamente la cadenita de oro, perfectamente forjada, con detalles y terminaciones totalmente renacentistas.
El viento ya no soplaba, las cortinas ya no se movían. El la miró nuevamente, y ella ahora dormía. Ya no sostenía su mano, había perdido la fuerza y el calor de su cuerpo se estaba apagando.
El se levantó para apagar su velador, aún prendido y no pudo evitar leer la carta, esa del año 56. Y mientras las lágrimas bajaban por su mejilla, la miró por última vez y le dijo "Para siempre, como te había dicho". Acarició su frente, ahora fría, pero con un rostro que aún sonreía. Ella ya no estaba tosiendo, y el apagó la luz. 

domingo, 2 de octubre de 2011

Domingo

Hace mucho que no escribía algún pensamiento salteado que anda rondando por mi cabeza. Es más, tengo tantos en este momento que no sabría cual seleccionar. De todas formas, estoy acá para expresar este sentimiento de tristeza que siento. ¿Por qué me siento así? Es decir, estoy comiendo zucaritas de frutilla, debería estar bien, sin embargo tengo un dolor de estomago. Bueno, creo que es una buena analogía para lo que siento ¿O no? Seguramente no se entiende muy bien. Tengo una crisis emocional, tengo ganas de gritar, de gritarte a vos todo lo que siento. Tengo miedo, muchísimo miedo de no poder encajar en tu estereotipo de vida, de que lo que me decís se quede en el pasado, de que algún día te tenga que recordar como algo que fue  Sinceramente, sé que me equivoqué, y muchas veces sin pensar y quizás por ser inmaduro, no supe interpretar mis sentimientos, y me dejé guiar por lo que creí conveniente, por lo que mejor encajaba. Pero ahora me doy cuenta que la realidad es que no quiero perderte nunca. Quiero seguir estando en tu vida para siempre, y nunca sentí esto por nadie. En sí, quizás volaban estos pensamientos en alguna que otra charla cursi, pero ahora es una necesidad. Si, siento la necesidad de estar con vos por el resto de mi vida, y quizás suene loco, y mi miedo es leer esto en un futuro y saber que no pasó. Me gustaría pensar que lo voy a leer con vos al lado mió, y nos vamos a mirar, te voy a besar, y te voy a decir que te amo mucho, y después te voy a tocar la mano, para sentir que físicamente estás al lado mio y no es producto de mi imaginación. Pero vos me conoces, y yo ya un poco me aprendí a conocer también, y sabemos que mi cabeza no piensa así, y quizás sea porque creo que sos una de las cosas más importantes que tengo.
Hola, estoy acá, un domingo extrañándote, y me pongo a pensar que te fuiste hace menos de 12 horas, y te extraño como si hubiera pasado un siglo. Necesito verte, saber de vos, necesito escuchar de vos, hasta necesito pelear con vos, te necesito a vos.
¿Por qué lloras Diego? Porque lo extraño mucho, y no puedo imaginarme sin él. Y quizás intento a veces simular que no me importa, pero me destruye cuando nos peleamos. Es tan perfecto para mí, es todo para mí, y sé que estoy siendo repetitivo. Hasta sé que estoy siendo muy estúpido teniendo un blog como confidente.
Bueno, sin más remedio, me voy a seguir escuchando canciones tristes, imaginando escenas sin sentido que te integran, despedidas que no quiere que lleguen nunca, y un te amo que quisiera decirte en este momento mirándote a los ojos.
¿Alguna vez te dije que me encantan tus ojos? ¿Alguna vez te dije que estoy orgulloso de vos?

viernes, 30 de septiembre de 2011

- Unnamed

Cafeína, lluvia y política    

Me lo presentaron una lluviosa tarde de Junio. En una de las tantas reuniones de café, se introdujo como aquel espécimen nuevo en el laboratorio, y como tal solo se sentó a observar nuestra plática de adictos a la cafeína, sobre tema de política, alguna revista que en la tapa tenía a una mujer sensual, y luego de lo amargo que estaba el café. También de la vieja de al lado que estaba sola. Nos debatíamos el por qué de su soledad, y pensábamos si unirla a la mesa con nosotros sería apropiado.
Esa tarde terminamos a las 19:50, diez minutos antes de lo usual. Su taza de café estaba a medio terminar, y con su sobretodo aún puesto, solamente se levantó y estiró la mano a cada uno, inclusive a mí y con una impostada voz, dijo "Hasta luego".
Aún así, lo miré mientras se alejaba con su sobretodo y se adentraba en la triste y desolada avenida 9 de julio, donde lo único que se veían eran los faroles de los autos de esos pobres hombres que aún estaban trabajando, y que seguramente muchas veces eran parte de las burlas de nuestras burdas conversaciones de café.
Miré, entonces, mi pantalón y estaba manchado, pero una mancha mas, una mancha menos no hacía la diferencia, sin embargo la mancha me llevó a visualizar las crudas agujas de mi reloj color plateado, el cual marcaba las 20:00 en punto. Era hora de irme y sin remedio los saludé a todos, a los tres hombres que estaban compartiendo ese ya frío café, y con un "hasta luego, nos vemos la próxima, suerte con tu suegra" me despedí, y como aquél hombre, me adentré en la noche bonaerense, con el único objetivo de prepararme un plato de fideos con manteca y sacarme los zapatos.
La lluvia golpeaba mi paraguas, y la gotera del centro no era muy agradable. Es más, prácticamente la calle estaba inundada, seguramente por la puta promesa incumplida de alguno de esos tantos políticos que prometen el "mañana" y no saben como resolver el "hoy".
Cuando llegué a España, me encontré en la esquina a ese hombre que estaba en la reunión. Parecía distraído, perdido y por alguna razón ni siquiera lo miré, es más, me dio tanta vergüenza que estuviera ahí parado solo, que seguí caminando y pasé por al lado sin decirle nada, como si no existiera. Pero de todas formas, a la cuadra y media me arrepentí y volví, mientras la lluvia se tornaba insoportable, y el agua en mis zapatos era cual ojota en el océano.
Cuando estaba a 20 metros de éste, empecé a dudar, y cuestionarme ¿ Por qué volví? Apenas lo vi una vez en mi vida y es más, ni siquiera me caía bien. Pero había algo misterioso, intransigente, sobrenatural, de carácter que no entiendo todavía que me llevó a preguntarle una boludez, que si mal no recuerdo se redujo en "¿A quién esperas?". Ahora me río solo, recordando, y me repito a mi mismo, "Que carajo me importaba", pero bueno no es el punto. De todas formas pareció no haberme escuchado, quizás por la fuerte lluvia que ya se había transformado en un puto diluvio, y mis zapatos ya no estaban mojados, estaban literalmente inundados. Hasta creo que me ofendí ante tal falta de reacción, y le toqué el hombro con rudeza. Se dió media vuelta para mirarme, un poco asustado, creo que realmente no me había escuchando. Me miró un tiempo prologando, hasta que se acordó quién era y ahí solamente se remitió a omitir una respuesta totalmente pelotuda: "Hola".
Y es que si mal no recuerdo, este tipo era amigo de un amigo mio y ese día, nos había dicho que iba a llevar a alguien que tenía un par de problemas, pero no especificó nada relevante al respecto, y como si nada nosotros asentimos con la cabeza en señal de que no había ningún dilema.
- ¿A quién esperas?. Le repetí, mientras con un brazo me dedicaba a tapar la gotera de mi paraguas que ya me estaba rompiendo las pelotas.
- A nadie. Me dijo el, y se acomodó su sobre todo, y el sombrero que era lo único impermeable que lo salvaba de la lluvia.
- Pero está lloviendo, hace frió, muchos factores que determinan que no tenés que estar acá.
-No tengo a donde ir. Me dijo y agachó la cabeza
Ah, si mal no recuerdo, se llamaba Nicolás.

martes, 13 de septiembre de 2011

The way I loved you



                                               And it was wonderful, it was magical
It was everything I waited for, a miracle
                 And if I should ever fall in love again with someone new
I could never be the way
                              No, it will never be the way I loved you

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Don't you do that?

I just gotta let it GO

Sientes por dentro que todo se vá

Far far away.


Es el principio y el fin,
       así me siento yo, hoy.

      Abre las puertas de la percepción,
 usa el poder de tu imaginación,
      aunque no puedas mirar hacia el sol,
sabes que sigue brillando.

Piensa en las cosas que te hacen sentir,
       cada segundo vivir y escapar,
este momento y la gente pasar,
            sientes por dentro que todos se van.

Desde el principio, al fin,
                   sólo quisimos vivir.

Por qué es tan difícil, creer?

                                               Que no habrá un mañana jamás

Remember US & all we USED to be.










I KNOW YOUR FEARS AND YOU KNOW MINE.
WE´VE HAD OUR DOUBTS BUT NOW WE´RE FINE,
AND I LOVE YOU, I SWEAR THAT´S TRUE.
I CANNOT LIVE WITHOUT YOU.

I see you

"Everything is backwards now,
like out there is the true world,
and in here is the dream."



You teach me how to see
                                      All that’s beautiful
My senses touch your word I never pictured
                                      Now I give my hope to you

                             I surrender
                I pray in my heart that this world never ends

Keep calm & be Rejected



Y muchas veces soy desconfiado hasta de mi mismo. Creo en el destino, como la forma en que las cosas se van lejos de mi. Y es que siempre que alguna vez pude sentirme feliz, a los pocos días otra vez volvía a ser infeliz. Cuando te acostumbras que tu felicidad es temporal, tendes a sentir que siempre va a ser igual, aún cuando parezca todo lo contrario.
No se si alguien puede entenderme. No es cuestión de victimizarme, es cuestión de dejar en claro un par de cosas.
Estoy acostumbrado a que eso que me hace feliz, por alguna razón o por otra desaparezca. Estoy acostumbrado a que esa palabra que me hacía sonreír no la escuche más. Estoy acostumbrado a que quien me dice que me quiere, al otro día me diga lo contrario y como si nada me de vuelta la cara.
Estoy acostumbrado a que el cariño se transforme en rechazo, el amor en odio, y el "te extraño" en "no sé quién sos".

We might as well be strangers




   I don't know your thoughts these days
       We're strangers in an empty space
           I don't understand your heart
                 It's easier to be apart

domingo, 11 de septiembre de 2011

Y lo que hoy soy, es por vos.

El amor y el para siempre muchas veces hacen contraste. Yo quiero con vos un final feliz, pero sin final.
Y esto me hiciste entender. Esto quiero que entiendas.
Te pido y te pediría mil veces si fuera necesario...


Es en este momento en que otra vez necesito de vos. De tu voz, de tu contención, de tus palabras, de tu paciencia. Es esa necesidad a cada instante de saber como estás, de ver como me mirás, de entenderte y que me entiendas.

Puedo ser una persona muy irritante, lo sé, pero sé que no sería lo que soy hoy sin vos (sos culpable). Porque hoy me atrevo a decír, que soy por vos. Y quizás mañana, sea de nosotros, quizás mañana sea tuyo, quizás mio. Quizás de los dos por separado, quizás de ninguno, ¿quién sabe? Tengo algo dentro de mí que me hace querer estar siempre con vos, que me hace imaginar y proyectar a cada momento cosas tontas y sacar esas sonrisas que jamás saque por ninguna persona.
Y quizás tengo ese miedo, de que esas sonrisas algún día se pierdan, de que quizás el "para siempre" se convierta en un intento más que en un hecho.
Solamente en este tiempo me doy cuenta de la persona maravillosa que tengo conmigo, que me quitó cualquier tipo de miedo, porque vos y yo sabemos, que hoy soy por vos.
El que sea ajeno podría leer esto y pensar de un modo muy diferente al mio, porque obviamente no está sintiendo lo que yo siento en este momento.
Y quizás también tenga más miedos, como por ejemplo decepcionarte y no ser esa persona para vos, pero creeme que eso me destruiría a mí, porque como te dije, soy por vos.
Cada vez que te miro, podría describir miles de cosas y a la vez no podría decir nada, es tanto lo que veo, que no puedo saber que es, solamente se que es algo hermoso, algo profundo, algo misterioso que quisiera conocer.
Al sentirme solo es porque olvido que te tengo, al sentirme mal, es porque me olvido que estás vos. Cuando me acuerdo es cuando surgen esas sonrisas tan especiales, tontas y ridículas. ¿Te acordás de la primera vez que me hiciste sonreír? Yo no me puedo olvidar. De aquel café y la sonrisa del ayer. (Que buena frase)
Y si, la magia me atrapó, porque es desde ese día en que te vi, que sentí eso de las películas que los personajes sienten generalmente, se casan y viven felices para siempre. ¿Amor a primera vista? Creo que mi amor para con vos, es a primera, segunda, tercera, y cada vez que te veo es un amor completamente diferente y único.
Me diste la fuerza para poder seguír aún cuando no quería. ¿Te parece poco?
No soy un genio, ni un modelo. No tengo carisma, ni tengo el mejor humor que digamos, pero no te olvides que hoy soy por vos.
Y quizás soy también demasiado egoísta que quisiera modificar tu pasado, y hacerlo también mío, porque el presente no me alcanza, y el futuro me es inseguro. Lo que no me es inseguro es todo lo que te quiero, todo lo que me haces sentir, antes con un te quiero, hoy con un te amo.
Yo había soñado que te decía te amo un día, y te lo dije. ¿Si sueño toda una vida con vos, también se cumplirá? Lo voy a intentar.
Como dije antes, tengo miles de defectos, algunos modificables y otros partes de mí, pero no te olvides, mi amor, que hoy soy por vos.



sábado, 3 de septiembre de 2011

Ya no entiendo nada! No me entiendo a mi, no te entiendo a vos. Me pregunto mientras se me caen las lágrimas qué hubiera sido mejor, si sentir o no sentir. No puedo creer que ningún día de mi vida termine bien, que siempre exista un conflicto que termine por convertir mi dia en una mierda, y si, voy a cagar a puteadas a todo el mundo, estoy arto de escribir sutilmente, y lo que menos tengo ganas ahora es de ser respetuoso. Estoy arto, arto, arto de mi vida. Estoy arto de mi. Estoy arto de que seas tan pajera y siempre seas parte de mis problemas más grandes. Al final, no sé para que mierda sufrí tanto si ahora es como si nada hubiera pasado. ¿Y todos esos malos momentos? Te los metés en el orto.
Encima ni sé porque escribo, ni sé porque lloro, tengo ganas de romper literalmente todo lo que está cerca mío, tengo ganas de no verte más la cara, pero te extraño, pero tengo ganas de mandarte a la putísima madre que te pario. Odio que tengas verguenza de mí, odio tener que ser así.
Odio no tener nadie que me entienda, odio ni yo entenderme. Odio estar aca escribiendo, y odio todo lo que pueda llegar a odiarse.
No puedo, me siento tan impotente, tan mal, tan triste, tan solo, tan (+ todo negativo) que ya no sé ni para que existo.
Y la putísima madre que me re pario a mi, ¿por qué mierda tuve que cambiar? ¿por qué carajo tengo que sentir? ¿Por qué no puedo ser insensible? ¿Por qué todo me tiene que afectar?
La verdad que no tengo ganas de nada, ni de vivir, ni de absolutamente de nada, estoy arto de mí mismo. La concha de la lora, ¿por qué no puedo dejar de llorar y sentirme mal?.
Definitivamente soy un asco, definitivamente sos una puta, y definitivamente vos sos un... nada, mejor no digo nada, porque seguramente me voy a ir a la mierda.
Ojala que me parta un rayo, ahora mismo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

- If someone's listening

Muchas veces pedí de vos cosas que no debía
Muchas veces encontré un lugar que quizás me merecía
Y ahora es cuando el reloj está sin bateria
Cuando la aguja empieza a temblar
Y no quiero que nada me aleje del vínculo que supimos crear.

Dame por última vez el significado a la palabra más rara
Dame otra vez el consejo más rebuscado
Trata y volvé a tratar de entender lo que siento
Permitime volverte a saludar.

Si, ya te pedí mucho. Mucho más de que me podías dar
Me gané tu cariño, y vos te ganaste el mio
Sin pedirlo, sin cobrarlo
Y ahora, solamente te pido que te quedes un rato más.

Y como muchas veces, quiero que entiendas el "Por qué"
¿Por qué hoy? ¿Por qué no ayer?
No quiero arrpentirme, no quiero un recierdo vacio.
No quiero tener que recordar la persona que eras.
No quiero tener que despedirte, porque además de no gustarme las despedidas, no me gustaría despedirte a vos.

¿No podemos volver el timpo atrás?
Llevarme a algún lugar.
Pero... ¿Y si te olvidas de irme a buscar?
Ya no sabría a donde ir, porque muchas veces fuiste mi guia en las ausencias.
Y estas lágrimas son de impotencia, por ser como soy y por muchas veces desperdiciar persona como vos.

Volvé
, volvé a la silla del comedor.
Para que cuando yo abra la puerta me digas
"Hola pequeño", "Hola negrito"...
-Hola tío, volvamos a empezar.

jueves, 1 de septiembre de 2011

- Capítulo II

Capítulo II

Té con Limón


Los minutos pasaban, y el auto seguía en marcha. El camino se tornaba mas verde, un conjunto de arboles se asomaban a lo lejos, señal de que se acercaban a destino.

Abril estaba vestida con una falda floreado color celeste, y un abrigo de lana tejido por su abuela, peinada con una sutil cola de caballo y los labios apenas pintados. Bien perfumada con esencia de rosas y con un bello collar traído del mismo París por sus abuelos.

En lo que quedaba de camino no se podía escuchar ningún tipo de sonido dentro del auto, sus padres iban callados, quizás hasta nerviosos. Ella, por otro lado resignada, continuaba mirando el camino moverse como si el auto estuviera quieto esperando que la parte de atrás del automóvil se desprendiera y que sus padres siguieran y la olvidaran.

- ¿Falta mucho para llegar? ¡Hoy estamos absolutamente atrasados! Expresó Jayle muy nerviosa.

- Ya pasamos el pozo ciego, estamos cerca.

- ¿Cuánto es tan cerca? Insistía ella

- ¡Por favor! ¡6 minutos! Te agrada esa precisión o también querés minutos y segundos. Dijo exaltado su esposo.

Abril metió la mano en su bolsillo y sacó parte de la flor que había cortado cuando el auto se había roto. Empezó a cortar los pocos pétalos que quedaban, esperando que sus padres terminaran de discutir. Generalmente cuando estaba en su casa y pasaban esa clase de situaciones, ella se dirigía a la ventana y comenzaba a imaginar una vida totalmente paralela, la vida que ella realmente hubiera querido. Le gustaba mirar las hojas del árbol que se posaba frente a su ventana, degustar cada pequeña hoja como un pedazo o fragmente de un sueño, sentirse identificada con esas hojas, con esos sueños. Cada vez que una hoja caía, cada vez que el otoño azotaba al árbol, un conjunto de hojas caían como en ella pequeños sueños se desmoronaban.

- ¡No es momento para respuestas tan estúpidas! - Replicó ella

- ¡Si no fueras tan estúpida no tendría que dar respuestas como esas! - Le gritó el mientras pegaba volantasos violentos y el auto se iba de lado a lado.

- ¿Perdón? ¿Es mi culpa que estemos en esta situación? - Le preguntó ella sarcásticamente mientras da vuelta la cara.

- ¿Es mía acaso? Respondió él sorprendido.

- ¡Mejor seguí manejando y no me hables! le respondió ella furiosa

- ¡Cuidado! Gritó Abril repentinamente provocando que el auto frenara rápidamente. En efecto, habían llegado.

- ¿Te das cuenta? ¡Siempre dando la nota! - Le dijo Jayle a su esposo aún enojada, mientras se bajaba del auto.

- ¿Podés callarte de una vez? Le respondió el totalmente irritado. Le dio un portazo al auto y pegó media vuelta.

- ¿Pueden parar los dos? Interrumpió Abril inesperadamente.

- Mocosa ¿Cómo te atrevés a hablarnos así? - Replicó su padre.

Su madre no dijo nada, solamente la miraba furiosa, como si estuviera buscando las palabras más hirientes y no las encontrara.

- ¡Yo te voy a enseñar! - Dijo él. Se acercó a Abril, y levantó su brazo, pero antes de poder golpearla se escuchó a lo lejos un grito que la salvó.

Una mujer bajaba corriendo la pequeña colina donde estaba la mansión de los Thompson. Era Anita, la empleada domestica.

- ¡Vamos vamos! ¡Llegaron muy tarde! Dijo Anita muy agitada, casi sin aire.

- Tuvimos algunos... inconvenientes técnicos. Dijo Jayle mientras miraba a su marido con una mirada penetrante.

-Si... el auto...el motor... Agregó el padre de Abril

- No importa, ya es tarde. Interrumpió Anita seriamente.

Emprendieron rumbo entonces a la mansión, los padres se adelantaron mientras que Abril iba a paso lento. Anita iba a la par de ella. Ambas se llevaban muy bien. Desde que Abril comenzó a frecuentar la mansión, Anita fue con la persona que más hablaba.

- Estás muy linda hoy. Va... como de costumbre. Le dijo Anita mientras caminaban.

- Sabés que eso es mentira, lo decís para hacerme sonreír. Dijo Abril.

Sus padres ya estaban impacientes en la entrada de la mansión, esperando a que Anita abriera la gran puerta de madera.

- ¿Por favor, podría apurarse? Le dijo Jayle a Anita impaciente.

Anita, solo la miró mientras seguía avanzando a paso moderado y de la mano de Abril, ya que no podía caminar muy bien y correr cuesta abajo la había cansado mucho.

Anita abrió la puerta y los dejó pasar. La gran sala de estar los recibió. Vistosa, y lujosa como ninguna casa del pueblo. Llena de espléndidos cuadros renacentistas bien y estratégicamente ubicados a lo largo del ambiente. En el centro de la sala, un bello candelabro que dejaba caer pequeños diamantes en las puntas, el cual siempre era fijamente observado todas las mañanas por Jayle, quién parecía robárselo con la mirada. La iluminación era perfecta, había gran cantidad de ventanas, las cuales estaban cubiertas con cortinas de seda color blanco que dejaban pasar la exacta medida de luz a la casa.

El piso de madera, brillante, sin una mancha ni pequeño gramo de polvo, haciendo con la pequeña mesita de caoba que se agrupaba con los sillones color turquesa.

-Esperen aquí mientras los anuncio. Dijo Anita mientras se dirigía a otra puerta que separaba la sala del resto de la mansión.

- ¿No nos pensás ofrecer nada? Le dijo Albert. La cara de vergüenza de Abril cuando escuchó eso no podía ocultarse y solamente se dió vuelta.

Anita, sin embargo surgió como si no hubiera escuchado nada, haciendo un resoplido al abandonar la habitación.

- ¡Que lujos, que lujos! Dijo Albet mientras se sentaba en uno de los sillones de la sala.

- Papá, yo creo que no te deberías sentar sin permiso. Le dijo Abril

- ¡Ja! ¿Ahora la niña me viene a dar clases de moral? Soy un Guylend y los Guylend nos sentamos donde se nos da la gana.

En ese momento, entró Anita a la sala nuevamente, y el padre de Abril pegó un salto como si hubiera visto a la mismísima muerte. Abril soltó una pequeña y sutil carcajada y se ganó una mirada fulminante de su padre.

- El señor los recibirá en 5 minutos. Si me acompañan al comedor por favor. Les dijo Anita, quién empezó a caminar para indicarles el camino.

Al pasar por la puerta, descubrieron un largo pasillo el cual estaba creativamente adornado con pequeñas estatuillas de porcelana, y algunas pinturas de tipo retratos. Siguieron caminando hasta otra puerta que los llevaría al comedor.

Al entrar, encontraron la mesa organizada y puesta para desayunar. 4 tazas perfectamente distribuidas con sus respectivas cucharas. En el centro unas masas finas que provocaban hambre a quién no tuviera.

Los tres se sentaron juntos, dejando una silla libre en la punta de la mesa, la cual obviamente sería para el señor Thompson.
Habían pasado cuatro minutos desde que se habían sentado en la mesa. Abril mientras jugaba con la cuchara y los terrones de azúcar para matar el tiempo, apilándolos uno sobre otros y el que se caía lo ponía en su boca hasta que se derritiera.
De pronto, la puerta del otro lado se abrió lentamente. Se sentía la perilla de la misma moverse, y toda la familia Guylend se quedó inmóvil esperando a James Tomphson.
De pronto una figura se asomaba al comedor. Era un hombre robusto, bien alimentado y bien vestido por cierto. Llevaba un smoking color azul, y una camisa blanca como la nieve. Usaba unos anteojos muy distinguidos color café que hacían que sus ojos se vieran el doble de grandes y se peinaba de manera muy extraña, con un jopo pronunciado que se mantenía en pie de manera insólita. Abril no podía no sonreír cada vez que veía tan distinguida cabellera. Sus zapatos tenían un taco sutilmente importante que hacían que el suelo crujiera a cada paso que daba. En el cuello tenía una cicatriz que se escondía con el cuello de su camisa, aunque gran parte aún era visible.
- Por favor Anita, el té. Dijo él con su voz totalmente impostada. Era grave y profunda, a tal extremo que era capaz de ponerle la piel de gallina a quien lo escuchara.

Anita entró corriendo con las tazas de té en una bandeja de plata. Los acomodó uno por uno en el lugar correspondiente, dejando el de Abril para el último lugar como todas las mañanas. Resulta ser que el sabor del té de hiervas era muy desagradable para Abril, y como sus padres no dejaban que la niña hablara, Anita, sin que nadie se diera cuenta, cambiaba su té por uno de limón y dejaba en su taza, además, un terrón de azúcar cortado en forma de corazón.
- ¿Se le ofrece algo más señor? Dijo Anita con la cabeza baja.
- No, no, puede retirarse muchas gracias. Dijo James muy educadamente.
El silencio llenó el comedor. Era un ambiente incomodo que se cortó cuando el señor Tomphson preguntó
- Hoy nos retrasamos un poco por lo visto ¿Qué pasó?. Dijo el con tono chistoso, aunque su cara no parecía querer decir lo mismo.
Los padres de Abril empezaron a basilar y a mirarse entre ellos.
-Emm. Sss... Ssi, tuvimos inconvenientes técnicos con el auto a medio camino. Dijo Albert, como cual tartamudo dando un examen frente a toda la clase.
- Entiendo, quizás hubiera sido mejor revisar el auto ayer. Una sugerencia para la próxima vez. Dijo John, mientras agarraba dos terrones de azúcar y los dejaba caer en su taza.
-¡Pero por favor! Agarren azúcar, aún es gratis Ja ja ja. Dijo el, mientras sus padres simulaban reírse para ocultar lo incómodos que estaban ante tales planteos.
- Bueno, ¿Pero por qué tanto silencio? Es que acaso murió alguien y no me enteré. Insistió el señor Tomphson.
- Ja ja, para nada John, solamente estamos un poco cansados. Dijo Jayle en ánimos de distender la tensión.
- Me imagino, tanto trabajo debe agotar. Dijo el señor Tomphson con una sonrisa burlona ante tal justificación.
La sonrisa de Jayle se había borrado de la cara instantáneamente, y solamente tuvo un acto reflejo de golpear a su esposo muy fuerte por debajo de la mesa.
- ¿Y tus cosas cómo están John? Dijo Albert repentinamente.
- Mejor que tú seguramente. Y largó otra carcajada.
Ante todo esto, Abril miraba el movimiento del té en su taza, haciendo oídos sordos ante esas burdas conversaciones.
Fue entonces cuando decidió levantar la mirada para ver que estaba pasando y vio que el señor Thompson la observaba detenida y fijamente, lo que causó que inmediatamente volviera la vista al té, el cual ahora se movía rápidamente, ya que la pierna de abril golpeaba la mesa con un suave temblequeo.
- ¿Y qué tal la niña? Interrumpe nuevamente John.
Jayle que estaba tomando un sorbo del té, hace una pequeña tos y fija la mirada en su esposa, como buscando las pablaras juntas.
- ¿A qué te referís exactamente? Preguntó Albert.
- Ya comienzan las clases, ¿cómo se prepara? Le preguntó el mientras dejaba la taza nuevamente en la mesa.
- ¡Ah! Bueno, ya está tomando clases previas para ir bien preparada como debe ser. 
- ¿Cuál fue el promedio del año pasado?  Honestamente lo olvidé. Le dijo el señor Thompson mientras jugaba con un terrón de azúcar.
- 9,3. Interrumpió Jayle, con mucha altanería.
- ¡Perfecto! Pero... ¿Siempre podemos mejorar? Dijo John, y miró a Abril con una sonrisa muy perturbadora.
La niña le daba pequeños sorbos al té cada tanto. Encerrada en su mundo, aunque hablaran de ella, lo omitía y seguía dormida en los bastos planos de su imaginación.
- ¿Cómo haremos cuando comiencen las clases? Interrumpió Albert.
- Bueno... Haremos visitas los días no hábiles, hasta que llegue el cumpleaños número 18... ¿Que sería en...?
- 3 meses. Nuevamente interrumpió Jayle mientras bebía su té.
- Bueno perfecto. Esperemos que todo siga bien hasta entonces. ¿No? Y cuando dijo esto rompió el terrón de azúcar con sus dedos.
Los padres de Abril se miraban y no decían nada, aunque sabían que tenían que responder no lo hacían. Fue entonces cuando John volvió a interrumpir. - Debo asumir que no hay ningún problema. ¿No?
-¡No, no! Para nada. Dijeron los padres de Abril a coro. Mientras Jayle seguía golpeando a Albert por debajo de la mesa.
Y cuando pensaron que la conversación había terminado, Jayle vuelve a cortar el silencio con otra pregunta.
- ¿Cuando conoceremos al muchacho? Dijo ella con una voz suave, casi con miedo.
- Cuando sea el momento, lo conocerán. Que seguramente no será hasta dentro de tres meses. Joaquín, está muy emocionado con el asunto y se está encargando de todos los preparativos para la ocasión. No tienen nada de qué preocuparse.
- Pero... Insiste Jayle.
- Creo haber dejado claro en muchas ocasiones como sería esto. Estamos hablando de su hija con mi hijo. Un Guylend con un Tomphson, creo que las pretensiones las debería tener yo. Y es más, no entiendo como mi generosidad alcanzó tantos puntos al rebajarnos con una familia de tal porte. En mi opinión, supongo que deberían estar más que agradecidos ante tal... "Golpe de suerte" y por lo tanto callarse y respetar lo que yo digo. Dijo John seriamente, pero nunca borrando esa sonrisa casi burlona de su cara.
Los padres de Abril solamente se callaron, mientras la niña terminaba su té.
- ¿Puedo levantarme? Rompió el silencio la niña, cosa que rara vez sucedía.
- Por favor Abril, sent...
- No, no, dejala. Nosotros tenemos temas más importantes de qué hablar.
Abril se levantó y se dirigió a la cocina en busca de Anita, dejando atrás todo ese formalismo estúpido de cada mañana.
Anita estaba limpiando el piso de la cocina, cuando Abril entró.
- Estaba muy rico el té, muchas gracias. Le dijo ella
- De nada mi niña. ¿Cómo te fue hoy? Le preguntó Anita
- Bien, aunque no escuché nada de lo que decían. Le dijo Abril
- Ja ja. ¿Qué voy a hacer con vos niña caprichosa? Le decía Anita mientras sonreía y seguía con la escoba de lado a lado limpiando el suelo y nuevamente le pregunta - Y ya terminan tus vacaciones. ¿Qué pensás hacer para despedirlas?
- ¿Qué puedo hacer? Esperar felizmente el matrimonio. Como debe ser.  Le dijo ella burlándose.
- ¡Qué graciosa! Le dijo Anita mientras la golpeaba con la escoba y agregó - Deberías salir, con chicos de tu edad. Yo a tu edad...
Y de pronto Abril la interrumpe. - Si pudiera lo haría, pero mis padres no me dejan prácticamente salir de casa.
- Algún día de estos voy a pasar a visitarte y tomamos el té, si querés, obviamente. Le dijo Anita con una sonrisa mientras le acariciaba el rostro.
- Mmm... Tendría que revisar mi agenda, pero quizás encuentre un lugar para vos. Le dijo Abril, pero de lo lejos una voz interrumpió tal entretenida charla...
- Abril, ya es hora de irnos.




lunes, 22 de agosto de 2011

- Capítulo I

Era un 3 de abril. La mañana era fría, y las hojas de los árboles caían sin sesar. No quedaba nadie en la habitación, solamente ella y él. Ella lo buscaba y él solamente quería decir adiós.

Capítulo I
Sonríe

Abril era su nombre. Sus rasgos femeninos cubrían su rostro como muñeca de porcelana. Sus ojos eran color miel, y su sonrisa iluminaba cualquier tipo de situación ya que nunca faltaba. Criada en una de las mejores familias pero sometida a los mandatos de la misma. Era hija única, la joya familiar, los ojos de su madre y los valores de su padre, y la esperanza de ambos.
Era un día cálido de diciembre, el sol iluminaba la ventana de la habitación de Abril, la cual estaba pintada con un sutil rosa pastel y revestida con un papel tapiz que tenía pequeñas estrellas. En la pared había un par de cuadros distribuidos proporcionalmente a lo largo, todos bien renacentistas, plagados de alusiones que Abril no podía entender pero que adornaban estéticamente el ambiente. La ventana daba a la calle, y era el lugar más iluminado de la pieza donde generalmente ella miraba a los niños como se divertían mientras tomaba una taza de té todas las tardes y leía alguna de las obras de Lewin, su autor favorito.
La luz de la mañana ya había absorbido toda la obscuridad en la habitación mientras que en la rama del sauce, que justamente estaba muy cerca de su ventana, se posaba una pequeña ave. Su canto estrepitoso pero bello a la vez la despertó. Mira el reloj, el cual marcaba las 10:14 am, mientras entra su madre a la habitación aparentemente sobresaltada.
- Vas a llegar tarde, sabes que odia la impuntualidad.
- No creo que se enfade si llego 15 minutos tarde. ¿O sí? Dijo ella, mientras rascaba sus ojos.
- ¡Já! Por favor, no es momento de bromas. ¡Te veo abajo en 3 minutos! ¡Alístate, ya! Y cerró la puerta instantáneamente.
Como todas las mañanas, Abril debía visitar a los Thompsons. Un gran linaje conocido en todo el pueblo, rico social y económicamente. John Thompson fue el fundador de Gallarville, y sus hijos siempre habían pasado por grandes cargos políticos.
Desde su nacimiento, Abril, había sido designada para el cuarto hijo de Albert Thompson, casamiento que se llevaría acabo cuando ella cumpla los dieciocho años de edad, pero mientras tanto, todas las mañanas tomarían el té con su familia, con la finalidad de conocerse e intercambiar opiniones, nada más y nada menos que un formalismo social más que Abril debía soportar.
Jayle y Albert Guylend, padres de la niña estaban pasando por una crisis económica casi irreversible, mientras que además, Albert, padre de Abril, sufría de leucemia y en cualquier instante podría morir, y de esta forma dejar a su familia en la pobreza.
No siempre fue así, antes de su nacimiento, los Guylend gozaban de inmensas riquezas ya que eran los principales productores de cereales de la región. Sin embargo, las sequias y las plagas azotaron Gallarville. No llovió por años, las nubes que aparecían solamente cubrían el sol pero no descargaban una gota de agua.
Esta situación dejó en quiebra a la empresa cerealera de los Guylend, y por lo tanto así a toda la familia, la cual actualmente vive de lo poco que pueden producir con la esperanza de que su hija pueda revertir la situación.

Abril estaba lista en la sala esperando a sus padres. El reloj ahora marcaba las 10:29 am, considerando que estaban un poco retrasados. La sala estaba desordenada, había tasas de café a medio terminar y mucho pan tostado en el suelo. Nadie estaba viendo la televisión, sin embargo estaba encendida, obviamente con el canal local, el cual estaba emitiendo el fragmento del clima. “Soleado el resto de la semana, 0,1% de probabilidades de precipitación. Tranquilos ciudadanos, aún no es momento de usar el abrigo”. En la mesita, el periódico estaba alborotado. Abril solo tomó la sección de espectáculos, para ver si en el teatro había alguna novedad, ya que amaba saber que novedades culturales había en el pueblo aunque jamás hubiera ido a uno se contentaba solamente sabiéndolo. Al parecer el club de teatro “Pretty Hopes” estaba preparando una nueva puesta en escena y estaba buscando actores para la obra, la cual era una adaptación de un cuento fantasmal, pero ahora con agregados de tipo romántico. La noticia, muy pequeña como para llamar la atención, lo que hacía muy poco probable que tuviera éxito el pedido, decía:
No necesitamos talento, necesitamos ganas de expresar un deseo. Si tienes ganas de contarnos algo, solo ven aquí y participa para adquirir un papel en la obra. Repetimos, no es necesaria experiencia. Para más información, nos pueden encontrar en el viejo teatro en el centro del pueblo entre las 15 y las 18 hs.
Albert, estaba esperándolas en el coche, mientras Jayle terminaba de alistarse.
- ¡Es hora! ¡Apúrense, no podemos darnos el lujo de llegar tarde! Gritaba impaciente desde el automóvil.
En ese momento aparece Jayle prácticamente corriendo - ¡Vamos! ya, ya ya. Mientras ponía desesperadamente las llaves en la puerta.
Abril resignada, solamente se subía al auto, esperando que el día terminara y pegaba la cara en la ventana trasera mirando su hogar, como si nunca más volviera a verlo.
- ¡Miren las nubes! Quizás llueva esta vez, mi instinto no me falla, estoy seguro. Decía Albert, aunque su instinto parece estar fallando hace 17 años consecutivos, sin embargo la esperanza nunca la pierde.
Una nube de polvo cubría la visión, ya que las calles de tierra se desgranaban al paso del auto de los Guylend mientras se dirijan a la mansión de los Thompson en las afueras de la ciudad.
El sol era tan poderoso que corría la pintura en el auto rojo y viejo, casi desecho pero considerablemente bien preservado. El camino no estaba nada transitado y su única compañía era la radio y la canción de los Bee Gees la cuál era un furor en toda la región
Abril asomó su cara en la ventanilla, y pudo observar como los campos sufrían la sequía que corrompía sus tierras. Aquellas tierras verdes, plagadas de animales ya no existían y eran parte de un mito en la memoria de aquellos que sabían recordar.
- ¿Cuanto falta? - Pregunta Abril resoplando, sin ánimos de escuchar la respuesta
- ¿Todas las mañanas vas a preguntar lo mismo mocosa? - Replica su padre al instante - ¡Quiero verte sonreír! ¡Vamos! -
En ese instante ella devuelve la mirada con una sonrisa, y luego da vuelta la cara nuevamente para ver la realidad, y no lo que su familia pretendía aparentar.
De pronto, el auto comienza a temblar, y un extraño olor inunda el ambiente. Un conjunto de ruidos rompen con el típico ruido del motor del antiguo Ford, mientras que lentamente comenzaba a bajar la velocidad.
- ¿Qué está pasando? Pregunta Jayle, preocupada obviamente, mientras constantemente miraba el reloj con ánimos de detener el tiempo.
- Creo que es el motor. Responde Albert al mover las llaves de lado a lado sin una respuesta aparente.
Éste se baja del auto, para revisar lo que sucede, y así también Abril y su madre. El calor era agobiante y estaban en medio de la nada, no había civilización ni cerca ni lejos. Solamente campos y campos, y algún que otro árbol en la proximidad.
- Iremos a la sombra por un momento, ¿necesitas ayuda? Pregunta Jayle
-No, en un momento lo arreglo, pero no se alejen, estamos muy retrasados.
Mientras Albert se quedaba en el abrigo del sol intentando poner en marcha nuevamente el "carcacho" como él le decía, las mujeres buscaban desesperadamente una sombra donde esperar para partir. Un pequeño pino en la cercanía que aún no estaba del todo seco y proporcionaba un poco de sombra podría ayudar. Se sientan por un momento, ahora contemplando la bondad del silencio, el cual se cortaba repentinamente cuando Albert intentaba encender el auto.
- ¿Qué te sucede? Pregunta su madre.
La cara de Abril no demostraba alegría, al contrario, estaba apagada, como en un trance, un aparente sueño. Su mirada se perdía como aquellas aves que volaban a lo lejos y que jamás volvían.
- No es nada, solamente estoy un poco cansada. Responde Abril, mientras agarraba una pequeña margarita, la única flor entre el pastizal y cortaba sus pétalos, mientras quizás algún vago deseo recorría su imaginación que ánimos de salir, pero con miedo a enfrentar la realidad, lo físico, lo que realmente es.
Abril, una chica con sueños, una niña que siempre vivió de la esperanza de algún día poder ser algo por el hecho de serlo, y no por ser una mera construcción, una imagen o una adaptación a lo que siempre se la sometía. Rendida ante la soledad, pasa los días encerrada en su habitación aparentemente sola, ya que lo único que guarda en ella son pequeños pero enormes deseos de poder ser libre. Sus padres poseían una imperiosa necesidad de poder mantener una imagen que acabó con lo que es, en cierta forma, una familia. Su madre, por un lado, intentando mantener un estatus social aceptable, de peluquería en peluquería desmintiendo la crisis que su familia pasaba, y justificando su caída repentina de cabello o el por qué de su falta de tintura a un nuevo estilo de moda que solamente gente de la alta sociedad podía utilizar.
Su padre por otro lado, amante del trabajo intenta reivindicar la situación del negocio familiar. Se pasa todo el día estudiando los fenómenos meteorológicos, y organizando un cronograma de cultivo o "Fruflg" como lo llamó el, el cual se basa en una serie de logaritmos que incluyen medidas tales como la presión, la humedad, y la temperatura en función de las etapas de la luna, y diferentes astros. Lo cierto es que, desde el comienzo de la sequia, hace 17 años atrás, su padre perdió la cordura, y algo más importante que eso, perdió todo tipo de interés, y por lo tanto así nunca recordaba lo que en realidad era además de un trabajador, un padre.
De pronto, un sonido estrepitoso rompe con la calma del campo. Un boom a lo lejos, y el grito de su padre indican que el auto estaba listo nuevamente para partir. Ellas se levantan, y antes de dar un solo paso Jayle se vuelve y mira fijamente a Abril para decirle. - No es muy complicado lo que tienes que hacer, sólo sonríe.





lunes, 8 de agosto de 2011



"Antes de hacer eco de Amén en tu hogar o iglesia, piensa y recuerda.

Un niño está escuchando."


Mary Griffith






Este texto creo que lo tenía pendiente desde hace varios meses. Surge de un pensamiento chico, que se convierte en un pensamiento grande. En un suspiro que se va con el aire, en un susurro que nadie escucha. Nadie es perfecto, es un buen comienzo, pero muy básico de todas formas. Hay pequeñas cosas, pequeños momentos que te sensibilizan, que te llevan a pensar más allá. Que te desprenden de la realidad, te sacan de la estructura. Te sumergen en un sueño donde empezas a crear. Tengo muchas cosas en mi cabeza en este momento. Cada uno es alguien, alguien es algo, y ese algo otra vez vuelvo a ser yo. Todos somos un todo aunque pensemos que somos uno contra todos, siempre hay algo que nos une aunque miles de cosas nos diferencien. ¿Para qué nos diferencian? Para entender que cada ser es especial, no por destacar, por poseer algo que alguien no, por solamente ser alguien. Eso lo hace especial, el simple y específico hecho de existir hace que vos y que yo seamos especiales. Muchas veces a lo largo de mucho y a la vez de corto tiempo, me sentí algo abstracto. Algo que está, pero no tiene un sentido. Algo que solamente existe porque alguien se tomó el tiempo de pintarlo y como aquel cuadro de exposición lo dejaron olvidado en una muestra de arte. ¡ Y que buena analogía! ¿Nunca sentiste que solamente tenías que conformar a los demás con tus logros? Tus logros al final no son tus logros, y tu felicidad no es tuya, es de alguien más. Pasas de ser feliz por algo, a ser feliz viendo a alguien más feliz (Y si te lo ponés a pensar, alguna veces está bien, pero cuando eso se vuelve rutinario ¿Qué sentido tiene que existas?). De todas formas, algo abstracto tiene un sentido oculto, tiene una forma implícita, tiene un sentido. Sin embargo cuando éste es encontrado, ya no es abstracto. Siento entonces que el hombre pasa por varias etapas artisticas, primero es una idea, después es un garabato, y con suerte quizas desupés adquiera forma, color y sentido. Sé que no soy el único que tiene ese sentimiento, sé que muchos chicos como yo tienen dudas, se sienten presionados, llevan consigo una carga muy grande. Es dificil sentir que decepcionas a alguien, pero es peor sentir que te estás mintiendo a vos mismo. Muchas veces tuve miedo, muchas veces me replantié cosas, muchas veces dí un paso adelante y cuatro atrás. Te sentís un bicho raro, te sentís desubicado. Oís muchas voces, pero nunca llegás a escuchar. Como dije, es tristísimo ver la decepción en los ojos de alguién, pero más triste es ver tristeza en mis ojos, vivir una vida fantasma, vivir en un espejo, en una irrealidad. Nadie quiere ser abstracto toda su vida. Y como todo arte, hay diferentes interpretaciones. Aquellos que ven a primera vista, aquellos que les cuesta un poco ver, y esos pobres que no pueden ver absolutamente nada. Es un camino duro, la vida lo es. Todo es dificil, y más cuando te lo hacen dificil. Es cuestión de saber abrise camino. Cada uno encuentra su fuerza, de donde obtenerla. Algunos no resisten, se rinden ante la presión y otros luchan a pesar de todo, porque como yo pienso "No hay peor cosa que ser algo que no sos". Toda la vida di explicaciones, intenté justificarme. Encontré mas apoyo en el silencio que en otro lado, pero fue el mismo silencio que llevó a dejarlo. Hablé, rompí el silencio. No fue todo color de rosa, (ni tampoco esperaba que lo fuera), pero es cuestión de tiempo, tiempo para entender. Solamente que a veces hay cosas que el tiempo no borra, cosas que te quedan marcadas, cosas de las que no se puede volver. En otro tiempo, en otra situación, en otra etapa, miraba gente, gente como yo y pensaba "¿Como pueden?" ¿Cómo admitir tal cosa? ¿Cómo siquiera estar con alguien de su mismo sexo?- Después entendes, que hay una gran diferencia entre que vos seas un problema a que los demás tengan un problema con vos. Demasiadas veces escuché la palaba "vergüenza". "¿No tenés vergüenza?. Quizas antes me lo hubiera replanteado, lo hubiera pensado, hasta lo hubiera considerado. Hoy no. Y tengo una justificación muy simple, "Vergüenza es robar". ¿Como puedo tener vergüenza de mí mismo? ¿Cómo puedo pretender que los demás me acepten, si antes no lo hago yo?. Es más, ya no espero que nadie venga y me diga "Que orgulloso que estoy de vos", porque no lo necesito, mientras yo esté feliz siendo como soy, mientrás yo mismo pueda interpretar mi pintura.
Ya no necesito estar en una exposición...
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"Me digo que un día me despertaré y será diferente. Pero no lo es."


Y si, es tan cierto. Muchas veces me propuse cambiar! Me propuse ser ese chico que tanto querías o que querían. Algún dia ver una sonrisa, algún dia un abrazo, algún dia un "Estoy orgulloso de vos". A veces llegaba, a veces se perdía, siempre existia un "a veces".






"Y todavía estoy esperando que salga de tu boca: Estoy feliz porque vos estás feliz"













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Y no te olvides que quizas muchas veces escuché cuando deseaste que fuera distinto. Cuando pedías a Dios arrodillada que me cambiara mis ideas, que me volviera por fín una persona NORMAL.




















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Pero no quiero que alguna vez te arrepientas e intentes pedirle perdón al cielo. Porque quizás si eso pasa, ya no pueda escucharte aunque sea lo que más quiero.
Nunca es tarde, hasta que lo és.






Y vendrán otros tiempos, quizas mejores, quizas peores. Pero distintos. Ahora yo soy yo, me acepto. Y estoy esperando que algún día también lo hagas, pero no por resignación, sino porque te des cuenta de que no hay nada malo, no hay nada extraño. Soy yo.

domingo, 7 de agosto de 2011


Faltan 24 horas. Mirá de lo que estoy escribiendo! ¿ De un final de la facultad ? ¿Es ésto posible ? Realmente estoy escribiendo sobre un final ? Bueno, sí. De todos modos, no tengo otra cosa sobre que escribir en este momento, ya que últimamente mi preocupación se basa en aprobar ese final y poner contentas a varias personas. (¿Lo dije o lo pensé?) Bueno, también me voy a poner contento yo, pero se que me va a poner más contento que esas personas me digan que están contentas por mí logro (¿Eso es normal?). En fin, faltan menos de 24 horas, y siento que al contrario de muchas otras veces pasan rápido y cuando me quiera acordar voy a estar en un pasillo frío, con chicos que aparentemente van a saber mucho, van a estar con sus compañeros repasando de todo lo que seguramente yo no sé, y entonces voy a entrar en crisis, en pánico, en histeria, en muchas cosas, a tal punto que cuando digan "Dos Santos" voy a entrar gritando al aula y sé que la situación se va a pasar en menos de un segundo, porque eso pasa con las cosas que más nos preocupan y más nos dan miedo "se pasan enseguida" (dícen). Bueno el tema fundamental es que no sé como empezar, seguramente por el principio, me voy a sentar, le voy a hacer una sonrisa muy falsa a la profesora, le voy a dar lástima diciendole cosas tales como "tengo muchos nervios" , "en mi casa me van a matar" o "tengo una enfermedad terminal, y realmente esto me ayudaría a sentirme mejor". No.. mejor no! No tenés esa sensación de que sabés? Pero a la vez y a cada minuto eso va y viene, como un ciclo sin fin de tipo muy irracional: Sé; No sé ; Sé ; De nuevo no sé! Y así constantemente va cambiando, creo que tengo un conflicto, varios conflictos. (Si, tengo que hablar sobre el conflicto). Por otro lado me pone muy nervioso hablarle a alguien de grandes y amplios conocimientos que tiene esas miradas perturbadoras y te hace la típica pregunta de "¿Estás seguro?" y ahí te das cuenta que lo que dijiste estaba mal y te va a costar parte de la nota.

-Bueno, bueno pero a no desesperar, sé que voy a tener más oportunidades para hacerlo bien, pero.. Entre vos y yo, tengo ganas de hacerlo bien ahora! ¿Quién me entiende?

martes, 2 de agosto de 2011

F.E.


La fe... dicen que la fe es lo último que se pierde. Yo, soy el primero que lo hace. No sé que es la fe, creía que era la capacidad por creer en algo, pero no…No es eso. La fe es parte de un sistema que nosotros mismos nos inventamos para poder darle una explicación a que las cosas no sucedan. Creamos seres, objetos, diferentes artilugios divinos que justifican todo lo que hacemos. Si alguna vez grabas lo que decís en un día vas a entender, que siempre le otorgamos a alguien la culpa de nuestras desgracias. Dios, por ejemplo. (No quiero meterme en temas divinos, no me corresponde) No es la primera frase que decís cuando algo sale mal "Me cago en dios" o algo parecido? Y cuando las cosas salen bien, ¿no sentís que la mayoría de nosotros nos agradecemos a nosotros mismos porque conseguimos lo que queríamos? Es decir, tenemos un dios, solamente para poder decir ESTO ES CULPA DE ÉL, cuando las cosas salen bien, ES NUESTRA OBRA, NUESTRO LOGRO, SOLO NUESTRO. Es parte del sentimiento egoísta y cobarde de las personas, no poder admitir nuestros errores, PEOR AÚN culpar a un ser indefendible y relativamente inexistente, el cual es atribuido de nuestras culpas, y errores. El que tiene la función de perdonarnos. ¿Por qué debería perdonarnos? el error es nuestro, nosotros lo cometimos, ¿porque deberíamos pedir perdón? es hora de poner las cartas sobre la mesa, y decir: ME EQUIVOQUE, ES MI CULPA, Y SOLO MI CULPA. Eso nos haría falta, ami y a muchos. Entender que nos equivocamos y buscar la manera para resolverlo. No conseguimos nada dando culpables, porque después de todo el problema sigue, y va a seguir. Me siento solo Es una rase que muchos decimos cuando no sabemos donde escapar. Nos consume la agonía de saber que no entendemos o mejor dicho no descubrimos la solución para el problema que nos aqueja. Que ni más ni menos, es otra piedra en el camino por la realización de la persona. Me siento solo dicen muchos. Sin embargo ¿Sabemos lo que es estar solo? NO. Siempre hay alguien al lado nuestro, aunque muchas veces este muy escondido, siempre hay alguien. Muchas personas se desviven buscando la causa de su soledad, cuando por el contrario podríamos buscar a una persona que acabe con esa soledad. Que estoy escribiendo? MENTIRA, me estoy mintiendo. SI, estamos solos. La gente que nos rodea, solamente nos acompaña por compromiso. Yo en mi caso, podría decir que hasta mis padres me dejaron solo. No se quejen muchachos, siempre hay que pensar en la posibilidad de que ALGUIEN ESTA PEOR, como dicen nuestros viejos. Y si, siempre hay alguien peor, pero muchas veces lo entendemos añares después de que la situación se da, y nuestra primera actitud es recriminarnos y reclamarnos una supuesta a la siguiente pregunta ¿Por que no tengo más? Cada uno tiene lo que le toca. No voy a decir "lo que se merece" porque es muy despectivo, y yo se que hay millones de personas que no se merecen lo que les pasa a diario. Cada uno tiene que luchar por modificarse y superarse, por alcanzar cada pequeño logro. No es necesario buscar justificativos del porque no... Es más productivo pensar en como encontrar el Si. Abrirnos las puertas, si están con llave tirarlas de una patada. Nadie nos va a abrir los caminos, ni va a haber migas de pan que nos indiquen por donde ir. Somos nuestro propio guía, y en el caso de perdernos, siempre una pequeña luz, aunque este muy lejos, nos va a indicar que hacer. No, NO ESTAMOS SOLOS.